Aquí playas con la arena blanca más luminosa de toda África se fusionan con un mar de aguas cristalinas que invita a la navegación a vela. Los árboles de castaña de cajú son una fuente de ingresos.
Pero aquí la mayoría de las mujeres caminan descalzas solas, o con hijos cuyos padres han muerto de HIV. La malaria también es tan común que Kilifi es uno de los principales centros para la investigación de la enfermedad. Muchos niños sucumben a ambas enfermedades.
Así se puede entender que las colas sean tan grandes cuando se ofrece la posibilidad de inmunizar a los niños o de tratarlos de la picada del mosquito. Vienen mujeres caminando de cerca y de lejos, con sus hijos, que cuando llegan aquí estiran sus brazos, hacen un gesto de dolor y se quedan protegidos – uno por uno.
Los niños de Kilifi viven ahora vidas más sanas en parte debido al compromiso de Amway Europa y Unicef, que en conjunto pueden llevarles los tan necesarios cuidados sanitarios.
En otra parte del mundo existen profesores que están encantados de dejar la comodidad de la cosmopolita Shangai y subir a las Montañas Liu Pan, a norte de la antigua Muralla de China. Se han voluntariado para vivir y trabajar en una zona donde los baldes de agua son contabilizados; donde los vientos libres del invierno contribuyen para las cortantes temperaturas negativas; donde patatas y por veces, preciosos vegetales, son lo único que hay para comer; donde sus austeras salas de clases están abarrotadas de niños que viven aislados y a los cuales son dadas muy pocas oportunidades.
En otra parte de Asia, 85.000 niños ciegos han descubierto un nuevo mundo cuando Amway India les ofreció libros en braille. Siempre que los pequeños dedos deslizan por los pequeños puntos alineados en cada página, nuevos mundos se abren para cada uno de estos niños – uno por uno.
En la ciudad natal de Amway, muchos niños esperaban ansiosamente el día en que 150 voluntarios sacarían las losas gastadas y los tiovivos ya viejos de sus parques de juegos y los sustituirían por unos nuevos, más coloridos y seguros, futuros escenarios de muchas aventuras reales o imaginarías.
Los empleados de la sede de Amway en Ada fueron los responsables por dar a estos niños, habitantes de un complejo de pisos en Grand Rapids, un nuevo sitio para jugar y pasárselo bien – uno por uno.
En el lenguaje del negocio a todo esto se llama Responsabilidad Social. Cuando Amway y sus afiliados en todo el mundo han querido entender lo que esto realmente significa, han decidido que su enfoque sería en la infancia.
Mitad de los niños del mundo viven en condiciones de pobreza, 10 millones por año mueren antes de su quinto aniversario y más de 115 millones viven sin poder acceder a la educación básica.
La Campaña One by One (uno por uno) ha empezado en 2003 y tres años después ya había sido donado un millón de horas, ya se había llevado esperanza y oportunidades a seis millones de niños e invertido más de 46 millones de euros para el apoyo de causas.
Amway tiene objetivos ambiciosos, quiere seguir con este programa y apoyar nuevas iniciativas de sus filiales mundiales. Como es el caso de la asociación que tenemos en España con Fundación Theodora.
Desde el nacimiento de la Compañía, hace 50 años, no hemos dejado nunca de guiarnos por la visión de los Fundadores.
Desde el nacimiento de la Compañía, hace 50 años, no hemos dejado nunca de guiarnos por la visión de los Fundadores.
Amway no solo vende, también comparte.
Para entender un poco mejor la Labor Social de Amway descubre quienes son nuestros dos asociados y que hacen.
referencias
http://www.amway.es/cms/about_amway/corporate_citizenship/social_responsibility
